martes, 31 de enero de 2006

Prêt-à-porter (listo para llevar)

marcasNo hay firma que se precie sin su slogan correspondiente, ya sabemos, esa frasecilla corta y expresiva que pretende instalarse en nuestros cerebros durante una buena temporada para recordarnos de vez en cuando lo que tal o cuál marca hará por nosotros si la adquirimos.
El buen slogan contiene todos los valores que la empresa que se publicita desea transmitir; además, es claro y comprensible (para aquel target de población al que se dirige) y también quiere ser original y estéticamente bello. Por ello, en él predominan las funciones poética y conativa.
La tendencia en los últimos años ha sido la de mantener los lemas en su idioma original, sobre todo si procedían del inglés. El objetivo de esto es lograr, por un lado, la universalidad de la marca, y por otro, la exclusividad o elitismo que se deriva de utilizar una lengua extranjera, puesto que no todo el mundo será capaz de descifrar el mensaje.

Por otra parte, algunos de los recursos más utilizados para captar la atención del potencial cliente han sido el uso de interrogaciones retóricas, construcciones nominales, elipsis, tipografías llamativas, oraciones inacabadas y formas de imperativo. Una buena dosis de ingenio también es imprescindible para obtener un enunciado impactante.

En conclusión, y a pesar de que la imagen tiene cada vez mayor importancia y relega a un segundo plano el mensaje escrito, los slogans sirven para identificar a una compañía fácilmente y sin confusiones -como en el caso de Philips, cuyo lema "Sense and simplicity", aparece repetidamente en los anuncios de sus productos- y de este modo distinguirse de la competencia, destacando por encima de las otras empresas.

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