
Todo esto viene al caso porque, como publicista en ciernes -bueno, aún estoy en primero de carrera, pero todo llegará-, me preocupa que mi trabajo pudiera no ser tomado en justa consideración por los altos cargos del sector, recibiendo comentarios despectivos de estos.
Aunque, cuando el río suena, agua lleva, porque sí es cierto que algunas campañas recurren al mal gusto o a la agresividad visual para tratar de impactar al receptor, que de ciertos golpes puede no llegar a recuperarse jamás (para muestra un botón: humans for animals y humans for animals bis). No se cómo os quedará el cuerpo después de ver eso, pero a mí se me ocurren cosas como unirme a Aldeas Verdes o así. Ay, dónde quedarán las musas que antes inspiraban no solo a literatos, sino también a creativos...
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