sábado, 3 de marzo de 2007

El ser vanidoso

gatoManeja con sumo cuidado su maletín de cuero, compañero ya de muchas fatigas. Dirige una mirada estudiada, entre cínica y compasiva, a sus más de 50 estudiantes. Abrillanta con esmero la correa de su Rolex. Y limpia con delicadeza los espejos de sus gafas.

El ritual, sin variar un ápice, se repite cada mañana. Desde hace 12 años. Igualmente, se maneja con soltura por los pasillos de la facultad. Siempre lo ha hecho. Es más, los pasillos de la vida tampoco tienen secretos para él. ¿O sí?

Lleva divorciado 7 años. Pero no le da mayor importancia, en este momento está centrado en su trabajo. No ha tenido hijos. Y ahora ya es tarde para eso, piensa con convencimiento. Es demasiado perfeccionista para cometer errores. Por eso le dejó su mujer. Y por eso mismo, nadie le soporta. Y sin embargo, sus admiradores son legión. Lástima que eso solo ocurra en el ámbito profesional. En el personal, A. A. no ha tenido tanta suerte.

2 comentarios:

sil dijo...

¡blog hermoso!! ¡felicita!

mart dijo...

Bueno Bárbara.Me gusta ese estilo tan sutil del que haces gala a la hora de describir esa doble exsitencia...o mejor dicho apariencia,de ese profesor que limpia con tanto esmero su rolex (me gustó especialmente esa parte)
Nos vemos.