Encontramos los primeros rudimentos de publicidad (escrita) en la antigua Grecia, donde se improvisaban "carteles" en piezas de madera que contenían, principalmente, mensajes gubernamentales. También en Roma existía algo parecido a la publicidad, que se escribía en papiros que a veces eran reutilizados. Y ya en la Edad Media, donde no abundaba la fórmula escrita, el pregonero era una figura habitual; también pueden considerarse las disertaciones de los mercaderes sobre sus productos como autopropaganda.
Para encontrar signos de la publicidad propiamente dicha tenemos que llegarnos hasta los días donde la Revolución Industrial está ya consolidada. Es el nacimiento de una nueva conciencia, en la que empiezan a calar ideas como el aumento de producción, los medios de comunicación...Todo ello conlleva el desarrollo de la publicidad como actividad independiente y reconocida. Por fin aparecen anuncios en la prensa, octavillas que promocionan espectáculos, sin olvidar los carteles que llegan a inundar ciertos sectores de la ciudad publicitando normalmente acontecimientos importantes.
Todo lo anterior dio paso en el siglo XX a un despliegue increíble de mecanismos publicitarios que han llegado hasta extremos insospechados. Se ha forjado un ramo y una profesión, y son miles y miles de millones de euros los beneficios que genera en todo el mundo cada año. Y está por ver si aún tiene algo más que enseñarnos.
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