martes, 22 de diciembre de 2009

I'll tell you all my secrets but lie about my past

amapolas
El primer muchacho continuó. Sus pies descalzos no producían sonido alguno, al descender más suavemente que las hojas sobre el fino polvo. En el huerto las abejas sonaban como el levantar del viento, un sonido atrapado mágicamente en un prolongado crescendo. El camino continuaba junto al muro, se arqueaba, quebrándose en florescencias, disolviéndose entre árboles. Los rayos del sol descendían inclinados, esparcidos e intensos. A lo largo de la sombra revoloteaban mariposas doradas como flecos de rayos de sol.

WILLIAM FAULKNER: El ruido y la furia

1 comentarios:

María dijo...

Qué maravillosa forma de escribir...