domingo, 30 de agosto de 2009

Get up close and you are not even sure you are following the same man as yesterday

hand
Pero ¿de dónde había sacado esos sentimientos? Ahora, por el contrario, si se hubiese llenado el cuarto aquel, no de comisarios, sino de sus más íntimos amigos, no habría tenido para ellos ni una sola palabra humana, que hasta tal punto se le había quedado vacío, de pronto, el corazón. Una mortal sensación de torturante, infinita soledad y aislamiento revelábase de pronto a su conciencia. No el bochorno de sus cordiales efusiones con Ilia Petrovich ni de la arrogancia con que lo tratara el teniente, eran las que tan inesperadamente sublevaban así su corazón. ¡Oh, qué le importaban a él ahora las bajezas personales, todas esas arrogancias, todos los tenientes, los alemanes, las reclamaciones, la Comisaría!, etc. Si le hubiesen condenado a ser quemado vivo en aquel momento, no se habría inmutado y apenas si habría escuchado con atención la sentencia. Sucedíale ahora algo totalmente desconocido para él, nuevo, inopinado y nunca antes sentido. No era que comprendiese, sino que claramente sentía, con todo su vigor sensitivo que no solo no debía tener efusiones sentimentales como la de marras, ni de ninguna índole, con aquella gente de la Comisaría, sino que, aunque se tratase de hermanos suyos y no de tenientes de Policía, aun en ese caso no debía emplearlas en ningún trance de su vida; nunca hasta aquel instante había experimentado semejante sensación extraña y espantosa. Y lo más doloroso de todo... era más bien la sensación que su reconocimiento, que su comprensión; sensación singular la más penosa de cuantas sensaciones experimentara hasta allí en su vida.

DOSTOIEVSKI: Crimen y castigo

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